La lluvia quiere alcanzarlos a todos, mojarlos con un poco de su vida, llevarle naturaleza a los cuerpos de la ciudad, pero... Todavía hay algunos que se rehúsan, tímidos detrás de un paraguas o una capucha.
Sin embargo ella está contenta, es el segundo día seguido que está visitando la ciudad, hacía ya un tiempo que no la dejaban llover tan bien. No pensó que hoy también iba a ser protagonista del día, ayer de la emoción no sólo llovió con fuerza, sino que hizo un despliegue de talento digno de ver. Comenzó a las dos de la tarde, siniestros nubarrones comenzaron a teñir el cielo de negro, a partir de ese momento la única luz que se vió fue la que antecedió a una fuerte estampida que anunciaba así que, por fin, la lluvia había llegado y no se iba a ir hasta sacarse las ganas y divertirse un rato! Tenía tantas ganas de llover! Llovió pesado, llovió ligero, llovió de costado, llovió con viento, llovió sin viento, llovió sin parar. Se iba a asegurar de dejar bien mojada la ciudad y de saludar a todas las personas posibles. Le gustan los adultos porque se esconden y ella lo toma como un desafío, pero por supuesto, los que más le gustan son los niños, que levantando la vista al cielo le sonríen de frente y le abren los brazos. Ah! Qué hermosa sensación! No los va a defraudar, va a llover livianito para hacerles cosquillas, también va a llover fuerte para hacer mucho ruido en los pilotos que llevan puestos y va a llover de todos lados para llenar cada baldosa floja, cuevita y pozo para que ellos puedan chapotear! Ah, qué divertido! Qué contenta está de poder llover! Y hoy no sólo es su segundo día de visita, sino que recién empieza!
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