Dijo el Árbol: Tanto calor, tanta sequedad, se hace difícil mantenerse bien verde, vivo y contento. Ay por favor, no puedo más! Bastante soportamos la estación predilecta del Sol, sabíamos que se iba a aprovechar lo más posible y ni nos quejamos! Pero después cuando se filtró el rumor de que pensaba arder incluso en Otoño, fue demasiado! Míralo! No respeta ni las estaciones!
Dijo la Tierra: Claro, total el único que sufre acá sos vos. Y yo? Yo te soporto todo el peso y te mantengo firme incluso con el más fuerte de los vientos, y disculpá, pero no estás nada livianito! Decís que te falta agua pero para mi te sobra!
Mientras tanto, no muy lejos de allí...
Dijo el Sol: muajaja!!! Quién dijo que se termina el verano! Sólo una cuestión de fechas! Voy a calentar todos los rinconcitos! Total soy el preferido, siempre lo fui! Jaja! Qué contentos que van a estar de seguir teniendo verano!
Pero no contaba con que la Lluvia ya había obtenido su permiso y estaba en camino...
Dijo la Lluvia: Sí Sí Sí! Me toca a mí!!!!! Ay por favor qué felicidad! Por fin!!!
El Sol refunfuñando se escondió detrás de las negras nubes y la Lluvia comenzó a llover.
El Árbol y la Tierra seguían discutiendo cuando de pronto una fresca y fría gota de agua cayó sobre una de sus verdes hojas, después otra, dos más, ya podía sentir cómo la copa se enfriaba finalmente! Con mucha suavidad curvó sus largos brazos hacia abajo y el agua se escurrió como en un bello tobogán de raíces y tallos coloridos, de hoja en hoja, hasta caer sobre la ansiosa Tierra, quien se sintió sobrecogida de la emoción al sentir la lluvia filtrándose metros y metros abajo.
Ese día, la Lluvia le puso fin al verano y dió comienzo a un espectáculo de hojas multicolores que, gracias a la llegada del Viento, se divertían volando por los cielos y visitando árboles y paisajes vecinos.

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